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La cuarta revolución industrial. La tecnología como protagonista del futuro

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La cotidianidad está sumergida en una realidad tecnológica. Las ventajas de la cuarta revolución industrial se hacen cada vez más palpables en todas las esferas donde permea. Y aunque es un proceso que presenta diferencias entre países, es un camino trazado por la dinámica de la economía mundial que pareciera ser inevitable.

Esta cuarta revolución industrial, al igual que sus predecesoras, cuestiona y cambia el estatus quo del quehacer cotidiano, desde la individualidad de las personas en sus ámbitos laborales, sociales, políticos y culturales; los procesos de producción e intercambio de mercancías; los cuidados y paliativos utilizados en la medicina; hasta las esferas políticas que encaminan el desarrollo de las naciones, todo desde una perspectiva que involucra a lo digital y tecnológico

El COVID-19 evidenció la importancia de las tecnologías de la información y comunicación (TICs) en el desarrollo de nuestra vida diaria, desde ayudarnos a complementar los compromisos laborales, mantener actualizaciones sobre el desarrollo de la pandemia, innovar transformaciones y expresiones artísticas, hasta la utilización de macrodatos por algunos gobiernos de China para contener los contagios causados por el nuevo coronavirus. 

Pero esto pareciera ser solo un incipiente ejemplo de cómo podemos mejorar nuestra vida con las herramientas proporcionadas por la cuarta revolución industrial.

¿Qué elementos enfrenta esta cuarta revolución industrial?

Ante el abrumante vórtice de información que está a nuestro acceso, y del que nosotros somos partícipes, es necesario analizar las implicaciones de todo lo que hacemos, decimos, consumimos y participamos dentro del mundo digital. 

Aunque el internet es un fenómeno que se remonta a finales del siglo XX, y que forma parte central de la tercera revolución industrial como un elemento de interconexión, el World Economic Forum menciona que la cuarta revolución industrial “no solo consiste en máquinas y sistemas inteligentes y conectados. Su alcance es más amplio […]. Es la fusión de estas tecnologías y su interacción a través de los dominios físicos, digitales y biológicos lo que hace que la cuarta revolución industrial sea fundamentalmente diferente de las anteriores.” 

Sin embargo, en el proceso de transición a este ideario social se interpuso un factor que nadie venía venir: el COVID-19. El Doctor Octavio Islas menciona que actualmente nos encontramos en un prolongado paréntesis de la cuarta revolución industrial causado justamente por la crisis sanitaria que aconteció. No obstante, expone que, a pesar de esto, continuamos con la apropiación y empoderamiento del ciberespacio por parte de los usuarios que utilizamos como un escenario para la expresión, educación, comercios o negocios. 

Ante la pausa que representó el nuevo coronavirus a la transición a la cuarta revolución industrial, la inevitable reflexión nos arroja que, ante esta situación, no estamos preparados como creíamos en el uso de las TICs por cuestiones relacionadas con dinámicas de poder económicas.

El Dr. Islas afirma que “hay muchísimo egoísmo en las telecomunicaciones. Los barones de las telecomunicaciones quieren exprimir hasta la última gota de [la red] 4G antes de propiciar el tránsito a [la red] 5G, que sería una red que hubiese atenuado muchísimos de los efectos del hipertráfico que generó la pandemia”.  Es bien sabido que el tráfico de información y desinformación en torno al nuevo coronavirus fue y continúa siendo uno de los grandes problemas digitales actuales, que han derivado en una serie de consecuencias, las cuales se ahonda con más profundidad en varias notas de este blog. 

Asimismo, otro vicio existente en la era de la cuarta revolución industrial es la tendencia negativa de la conformación de monopolios en internet y la creación de algoritmos que limitan la diversidad de información e incluso pueden llegar a manipular datos personales para modificación de conductas digitales.

Con respecto a lo primero, sabemos que una sola empresa conserva los datos de tres grandes redes sociales: Facebook, WhatsApp e Instagram; que hay una gran tienda en línea que se vuelve cada vez más grande: Amazon, que se utiliza un buscador único global que también ha incursionado en el negocio de los sistemas operativos: Google. La economía en internet está cooptada por las grandes empresas trasnacionales que tienen control de los datos personales de millones de usuarios.

Fotografía: guioteca.com

Con respecto a lo segundo, el Doctor Islas describe la situación de los algoritmos al afirmar que “hay una especie de círculo virtuoso. Yo conformo ciertos algoritmos para generar un ambiente donde tú te sientas a gusto. Como te sientes a gusto vas a dejar más datos, de tal manera que crea un nuevo ambiente más agradable que los anteriores, por lo tanto, vas a dejar más datos. Finalmente yo voy a saber más de ti que tú de ti.”

Los ambientes digitales se van construyendo mediante la codificación de nuestros gustos, preferencias y cualquier información que introduzcamos. La pregunta detonante sobre este asunto, y sobre la información proporcionada en estos espacios, es saber a dónde se va esta información, quién la conserva y qué usos se les está dando.  

Cuando el paréntesis causado por el COVID-19 se cierre, debemos repensar la manera en la que estamos transitando a la cuarta revolución industrial. México, tiene grandes ventajas frente a otros países que pueden ayudar a ser uno de los pioneros de este cambio de paradigma social y digital. Sin embargo, también es importante observar, señalar y corregir los vicios generados durante esta transición, para así crear una sociedad donde la tecnología sea la precursora del futuro que, al parecer, cada día está más presente.  

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